Cuando viajo, el desayuno, una buena cama y una buena almohada son tres de las cosas más importantes para mí. No es solo una cuestión de comodidad, sino de cómo empiezas el día y cómo te sientes en un lugar nuevo. Y si hay un sitio donde el desayuno cobra un significado especial, es en El Jardín del Califa. Aquí, cada mañana se convierte en un ritual delicioso, con una propuesta gastronómica que fusiona la tradición andaluza con toques marroquíes en un entorno que invita a disfrutar sin prisas.
Imagina comenzar el día en un patio rodeado de palmeras y vegetación frondosa, con una buganvilla en flor, la luz filtrándose entre las hojas, el murmullo de una fuente de fondo y el piar de los pájaros, que también se acercan tímidamente a tu mesa con la esperanza de atrapar unas migas de pan.


Una carta sin límites y con todo el encanto del Sur
Mientras que en otros alojamientos los bufets inmensos pueden resultar abrumadores —con colas en la tostadora y la sensación de no saber qué elegir—, en El Jardín del Califa el desayuno se disfruta de otra manera. Dos camareras atienden con atención a cada comensal, ya sean huéspedes del hotel o visitantes que, según los comentarios, acuden expresamente a desayunar aquí.

Un desayuno con carácter
Comenzábamos siempre con fruta fresca, un gesto sencillo pero perfecto para abrir el apetito. Luego llegaba el momento de elegir entre las opciones saladas o dulces, aunque lo mejor era no elegir y simplemente dejarse llevar. Al segundo día, aprendes que puedes optar por dos o tres opciones diferentes para probar casi todas las propuestas.
Para los amantes de lo salado, los huevos revueltos con comino al estilo marroquí eran un imprescindible, aunque la tortilla francesa o los huevos fritos también eran una apuesta segura. Acompañarlos con panecillos de espelta ecológica con aceite de oliva y tomate o con queso de cabra y aguacate hacía que cada bocado fuera aún mejor.
Si lo tuyo es el dulce, no puedes perderte el pan árabe Raïf con miel y almendras, crujiente y delicioso, o el bizcocho casero del día, que durante nuestra estancia era el clásico de la abuela con pasas sultanas. Para un desayuno más ligero pero igualmente especial, el yogur griego con pistachos y miel era simplemente perfecto.
Todo acompañado por un buen café o té. Aunque había opciones clásicas como el espresso o el cappuccino, la verdadera joya era el Café Maroc, infusionado con orégano y comino, un toque inesperado pero que funciona sorprendentemente bien. Si prefieres té, el té marroquí con hierbabuena es una apuesta segura para empezar el día con energía.








Tengo muy buen recuerdo de esta escapada y del desayuno, que sabía que nos cautivaría. Nosotros lo hicimos en mayo, con una temperatura muy agradable, alguna llovizna y calor, pero sin agobios.
El desayuno en El Jardín del Califa es mucho más que una comida: es una experiencia que captura la esencia de Vejer y del mundo árabe-andalusí. Tanto si eres amante de los sabores intensos como si prefieres un desayuno más suave y equilibrado, aquí encontrarás la opción perfecta para empezar el día con buen pie.
Información práctica para disfrutar del desayuno en El Jardín del Califa
- Horario: Consulta con el hotel para confirmar.
- Dirección: El Jardín del Califa, Vejer de la Frontera.
- Reservas: No es necesario reservar con antelación si eres huésped, pero si no estás alojado, se recomienda llamar para confirmar disponibilidad.
- Mascotas: Aunque Casa del Califa es pet-friendly, los perros no pueden acceder al área de desayuno.
- Consejo: Llega temprano para disfrutar del ambiente más tranquilo y elegir tu mesa favorita en el patio.
Más información sobre El Jardín del Califa
Si quieres conocer más sobre este alojamiento con encanto en Vejer, visita La Casa del Califa