Florencia no solo se recorre con la vista. También se huele y se saborea. Y en el corazón de la ciudad, escondida entre iglesias y palacios renacentistas, se encuentra uno de sus secretos mejor conservados: la Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella, considerada la primera farmacia del mundo aún en funcionamiento.
Fue el destino de nuestro último día en la ciudad, y no se me ocurre un mejor final para un viaje tan sensorial como este.
Ocho siglos entre frascos y fórmulas
La historia de este lugar comienza en 1221, cuando los frailes dominicos del convento de Santa Maria Novella empezaron a elaborar preparados a base de hierbas medicinales. Su objetivo era curar a los miembros de la comunidad, pero su saber pronto trascendió los muros del convento.

Lo que nació como un laboratorio monástico es hoy un templo del bienestar. Cada rincón respira siglos de sabiduría botánica, tradición herborista y elegancia florentina.
Una escenografía de aromas, belleza y patrimonio
Entrar es como colarse en una novela de época. El espacio conserva su estructura original, con techos artesonados, vitrinas de madera tallada y suelos en mármol blanco y negro. Pero lo que atrapa de verdad es la disposición de cada detalle: jabones bajo campanas de cristal, perfumes colocados con mimo, papeles decorados con motivos antiguos.


La Acqua di Colonia, creada en el siglo XVI para Catalina de Médici, sigue siendo uno de los productos estrella. Pero no es el único: cremas, velas, aceites esenciales y delicadas terracotas perfumadas comparten protagonismo con una puesta en escena tan cuidada como inspiradora.



Mucho más que una tienda: una experiencia sensorial
A diferencia de otras farmacias históricas como la de Llívia (Girona), que hoy es un museo, la Officina Santa Maria Novella sigue activa. No solo produce con fidelidad a sus fórmulas originales, sino que además lo hace con un enfoque contemporáneo, cercano y detallista.


El personal guía con profesionalidad y amabilidad, dejando que cada visitante explore a su ritmo. La compra se convierte en un rito pausado, donde el olfato manda y la intuición escoge.

Y si algún perfume te atrapa de verdad —como me ocurrió a mí—, puedes llevarte a casa tu aroma preferido. Porque aquí, la experiencia no se termina al salir por la puerta: continúa contigo, en la piel, en la memoria.
Además, la entrada es gratuita y, salvo momentos muy puntuales, no suele haber colas. Así que puedes tomarte tu tiempo y dejarte llevar sin prisas.
Una parada imprescindible en Florencia
Santa Maria Novella no es solo un lugar para amantes de la cosmética natural o el perfume. Es una joya que resume la esencia de Florencia: historia, arte, elegancia y sentido del tiempo.
Si buscas algo más que una postal, si te emocionan los lugares con alma, esta farmacia te espera con la puerta abierta y los aromas encendidos.
Tip viajero: si entras por la Piazza Santa Maria Novella, fíjate bien: la puerta no llama mucho la atención, pero una vez cruzas el zaguán, te aseguro que no querrás salir tan rápido. Evita las horas punta (entre las 11:30 y las 13:30) y podrás vivir la experiencia con más tranquilidad.