No tiene spa, ni piscina infinita, ni desayuno con aguacate a la carta. Pero tiene historia, comida rica y ese algo que solo tienen los lugares hechos con cariño. Se llama Fábrica de Harinas La Gloria, está en San Millán de la Cogolla (La Rioja), y ya te aviso: hace honor al nombre.
Concha había estado un finde y volvió encantada. Sabía que yo llevaba una temporada estresada, así que me soltó, sin rodeos: “Silvia, vete. Te va a sentar bien”. Lo dijo como solo lo dicen las amigas que te conocen de verdad: sin insistir, pero sabiendo que aciertan.
Conocía el proyecto porque Sara, también amiga, me había contado desde el principio cómo ella y su hermano Raúl decidieron darle una nueva vida al antiguo molino de sus abuelos. Lo que en su día fue una fábrica de harinas, hoy es una casa rural con alma. El cuidado con el que han hecho todo se nota en cada rincón. Es un proyecto pensado con sentido y mucho respeto por lo que fue
Y aquí estoy, con el portátil sobre las rodillas, intentando animarte a que tú también lo vivas. Pero no lo dejes solo en un fin de semana, porque sabe a poco. Regálate tres o cuatro días para escaparte a este pequeño rincón, donde el tiempo tiene otro ritmo y todo cobra sentido.
San Millan de la Cogolla
San Millán de la Cogolla es pequeño, pero tiene lo justo: dos monasterios Patrimonio de la Humanidad (Suso y Yuso), buena comida, rutas por la naturaleza y mucho silencio del bueno. Está a unos 40 minutos de Logroño y es perfecto para desconectar sin tener que complicarse la vida.
Es un lugar tranquilo, perfecto para desconectar y descubrirlo sin prisas. Con su historia, su valor cultural y lo bien mantenido que está, San Millán se disfruta desde el primer paseo.
Y por si fuera poco, está rodeado de hayedos. Así que si eres de los que disfruta caminando por la mañana, ya sea con tu perro o haciendo una ruta para estirar las piernas y despejar la mente, este sitio es ideal. El paisaje cambia según la estación y siempre tiene algo que ofrecer.
Fabrica de Harinas La Gloria
La casa tiene nueve habitaciones, todas amplias, cómodas y con baño privado. Y si vas en grupo, también puedes alquilarla entera. En la planta baja hay una cocina completa y un espacio amplio que puedes usar como sala de lectura, juegos o simplemente para estar a gusto, sin prisas.
Un detalle que suma: toda la casa cuenta con suelo radiante (ideal si vas en temporada fría) y está equipada con paneles solares. El objetivo es que, poco a poco, pueda autoabastecerse con energías renovables, lo que dice mucho del compromiso real que hay detrás del proyecto.
Y lo mejor para quienes viajamos con perro: si avisas con antelación, también puede alojarse contigo.
El desayuno está incluido, se sirve en mesa y es más que correcto: pan rico, embutido, fruta, zumo de naranja recién exprimido, fruta de temporada recogida de los arboles frutales del jardín, mermeladas y café como toca.
Comer bien (y con buena harina, como toca)
Otra cosa que marca la diferencia es cómo te reciben. Gente cercana, natural, de esa que te hace sentir en casa sin esfuerzo.
A mediodía puedes comer en su restaurante, El Molino. Tienen una carta que cambia según la temporada, con platos bien hechos, producto local y opciones para todos. Por la noche, si te apetece algo más informal, reserva con tiempo y no te pierdas sus pizzas. Las hacen con su propia harina, en horno de leña, y están buenísimas.
Si vas en verano, además, hay tardes con conciertos al aire libre en el patio. Buen ambiente, sin agobios.
Centro de interpretación de la energía y el agua
También puedes visitar el Centro de interpretación. La visita merece la pena: te explican cómo funcionaba la antigua fábrica, con sus cuatro plantas, su maquinaria original y el papel del agua en todo el proceso. Está todo tal cual lo dejaron. Y quien lo cuenta, lo hace con pasión.
TIP VIAJERO: no te vayas sin darte una vuelta por el pueblo y pasar por la carnicería Chicote. Compra chorizo —está muy bien de precio y con ese puntito picante que tanto gusta— y si puedes, carga bien. Porque cuando se te acabe, te vas a dar cuenta de que compraste poco. Congélalos sin miedo, que te van a venir genial para guisos y aperitivos.
Más información
Volveremos para pasear por los hayedos, mojarnos los pies en el río, dejarnos llevar por la gastronomía, hablar con su gente, volver a por chorizo… y, sobre todo, para relajarnos sin horarios. Porque sitios como este no se olvidan.
Este es el resumen de menos de 1 minuto de mi estancia en Fabrica Harinas La Gloria pero te animo a seguir la suya porque refleja muy bien lo que es el sitio: natural, sin artificios, con vida real y momentos que apetece vivir. Si necesitas una excusa para escaparte, ya la tienes.
