El caqui es una fruta que llega a nuestras fruterías y mercados cada otoño y que, aunque a veces pasa desapercibida, merece muchísimo la pena. Es originaria de China y Japón, y en algunos países la llaman palo santo.
Se pueden encontrar dos variedades: el Persimón, que es la variedad dura del caqui que se puede pelar y cortar como si fuera una manzana, y el Kaki Classic, que es más blando, se recoge ya maduro y se come con cucharilla.
El persimón, antes de llegar a nuestras mesas, pasa por un proceso de desastringentado, porque cuando está verde es muy astringente y no se podría comer. Gracias a este tratamiento, podemos disfrutarlo en su punto justo.
En casa solemos comerlo tal cual, como postre o tentempié, pero es una fruta muy versátil y queda genial en un montón de recetas, tanto dulces como saladas. Además, es una fruta muy saludable: tiene alrededor de un 80 % de agua, ayuda a absorber mejor el hierro, puede mejorar los casos de hipertensión y también refuerza nuestras defensas.
Y por si fuera poco, hay una variedad, el rojo brillante, que se cultiva en la Comunidad Valenciana y que cuenta con Denominación de Origen Protegida “Kaki Ribera del Xúquer” desde 1998, así que su calidad está más que garantizada.
Hoy te dejo una forma diferente y riquísima de disfrutarlo: unas natillas caseras de caqui que quedan suaves, cremosas y con un sabor espectacular.
Ingredientes (para 4 o 5 unidades)
- 2 caquis maduros (persimón o caqui blando)
- 500 ml de leche
- 3 yemas de huevo
- 60 g de azúcar
- 1 cucharada de maicena
- ½ cucharadita de esencia de vainilla
- Galletas de canela
- Canela molida

Preparación
- Pela los caquis y tritúralos hasta obtener un puré suave. Reserva.
- Pon la leche (menos medio vaso) en un cazo con la vainilla. Cuando empiece a hervir, apaga el fuego y deja que repose 5 minutos para que coja sabor.
- En un bol, bate las yemas con el azúcar hasta que la mezcla blanquee.
- Disuelve la maicena en la leche que estaba reservada y añádela al bol con las yemas.
- Incorpora la leche caliente poco a poco, sin dejar de remover.
- Vuelve a poner todo en el cazo y cocina a fuego medio-bajo, sin que llegue a hervir, hasta que espese.
- Añade el puré de caqui y mezcla bien hasta que quede una crema lisa y homogénea.
- Reparte en cuencos, coloca una galleta de canela encima, deja que se enfríen y guárdalas en la nevera un par de horas como mínimo, aunque están mejor de un día para otro.

Cómo servirlas
- Con virutas de chocolate blanco están deliciosas.
- También puedes añadir un poquito de canela o unos trocitos de caqui fresco.
- Si te gusta experimentar, prueba con una pizca de cardamomo o jengibre.
- Y si no tomas lactosa, puedes prepararlas con bebida de avena o almendra sin problema.
Las natillas de caqui son uno de esos postres que sorprenden: sencillas, rápidas y con un sabor que recuerda al otoño en su mejor momento.
Si nunca has cocinado con caqui, esta receta es una forma perfecta de empezar.
Anímate a prepararlas y cuéntanos qué te han parecido. ¡Estoy segura de que repetirás!
