El pasado mes de agosto estuve en La Venta d’Aubert. Te relato mi impresión y mi experiencia en el siguiente artículo.
¿En serio hay bodegas en Teruel? ¿De verdad que hacen un vino bebible? Pues sí y sí. Doble afirmación. Dos mayestáticos y superlativos «síes».
Teruel es una de las provincias más desconocidas a la par que maravillosas que guarda nuestro territorio y me pincha un poquito el corazón cuando hablo de ella porque por un lado, quiero que todo el mundo se entere de la existencia de esta joya oculta de Aragón, pero por otro lado, quisiera guardarla virgen e inmaculada sin compartirla, solo para los afortunados que ya la conocemos.
Al final la balanza se inclina hacia el lado de la razón más que del corazón, algo muy ‘yo’, y voy a contaros una de las experiencias maravillosas que viví este verano en el Matarranya. Porque compartir es vivir y lo bien repartido, hace provecho… al menos, eso es lo que dice mi sabia madre.

LA VENTA D’AUBERT EN TERUEL
Entre salir rodando de nuestras visitas a restaurantes, conocer maravillosos parajes y charlar con paisanos entrañables, tuvimos tiempo de visitar bodegas y catar sus vinos. Una de esas bodegas singulares fue La Venta d’Aubert.
Ubicada en una antigua venta de camino, ‘La Venta d’Aubert’ es una bodega ecológica que parece las naciones unidas por sus propietarios suizos, enólogo alemán, responsable de comercialización belga, además del personal local. Y ese rollo ‘multinacional’ hace que diferentes formas de pensar y culturas, no vean ningún límite más allá de los impuestos por el terruño, climatología y la propia naturaleza.
El resultado, vinos maravillosos, diferentes, curiosos, sorprendentes… vinos que no esperas.

Para comenzar, la propia bodega, sorprende. Con sus viñedos rodeando el edificio original, un ambiente romántico te impregna nada más llegar a la bodega. Continúa el edificio de elaboración, la bodega en sí, construido para aprovecharse de las leyes físicas, dejando que la gravedad ejerza su magia.
Pero si todo esto llama la atención, son sus vinos los que acaparan todos los piropos.


QUÉ PROBAMOS EN LA VENTA D’AUBERT
Durante la visita, pudimos probar:
Su Viognier: una rareza maravillosa y delicada. Mi favorito sin lugar a dudas. Sinfonía de aromas con la nota dominante del melón y grosella espinosa, además de flores blancas.
Su Blanco ‘Venta d’Aubert: con 50% Garnacha blanca y 50% Chardonnay envejecido en barrica). Un vino elegante y fragante, con una contundencia sutil y delicada. Flores y suaves notas de frutas tropicales.

Tinto ‘Ventus (31% Cabernet Sauvignon, 26% Garnacha Tinta, 21% Merlot, 11% Cabernet Franc, 7% Monastrell, 4% Syrah): Envejecido principalmente en barricas francesas, 3 años en 10% de barricas nuevas y 90% en barricas usadas uno o dos años. En nariz llama la atención la cereza, arándano y algo de chocolate. Goloso, redondo y muy bien trabajado.

Tinto ‘Venta d’Aubert’ (50% Garnacha tinta, 40% Syrah y 10% Monastrell): 30 meses en su mayoría barricas franceses donde destacan las frutas rojas como arándanos y moras, violetas y hierbas silvestres.

Tinto ‘Dionus’ (50 % Cabernet Sauvignon y 50 % Merlot): Durmiendo 30 meses en barricas de roble francés, casi todas nuevas. Sorprende su frescura. Cereza y grosella negra en nariz con una complejidad en boca que te descoloca el coco.

Tinto Syrah (100%): 30 meses en barricas de roble francés 80% nuevas y 20% usadas. Aquí se nota la magia y la fantasía del enólogo. Fruta negra con moras y arándanos como vedettes principales, sutilmente balsámico. Vino de los que te llenan la boca y quieres seguir bebiendo más por su elegancia y finura.
Si tienes oportunidad, vive la experiencia completa al probar sus vinos en bodega y si no, pues pilla alguno de sus vinos y prepárate para la sorpresa, porque sí, Teruel existe y también, en el mundo de los vinos.