Hasta hace cuatro días, el punto de atención se centraba en el mundo del gin tonic y no había garito de moda, castizo y cañí, que se preciara, que no contase con tropecientas mil botellas de ginebra listas y dispuestas para elaborar esa bebida que acostumbra a presentarse bajo una ensalada.
Pero ahora, la locura y ansiado objeto de deseo en bares y tabernas de media España, es el vermut. Que si 700 botánicos, que si estilo francés, que si italiano, que si botella molona, que si botella más molona aún, pero lo que aún nadie se había atrevido a elaborar, es un vermut sin azúcar.
La bodega zaragozana Turmeon, ya tenían experiencia en eso de las marcianadas vermuteras ya que además de sus vermú Clásico, Original y Blanco, contaban en su catálogo con el Honey, Rosé y Weed (sí, con maría), pero como les debían de saber a poco, Martín Jaime, el capitán del barco, ha decidido crear un vermut bajo en calorías con el que no resulte «tan duro» empezar a cuidarse.
Y es que vivimos una época en la que nos preocupamos cada vez más por la cantidad de azúcar que llevan los alimentos que ingerimos e intentamos reducirlo a toda costa, así que no es de extrañar que Turmeon, haya buscado el modo de reducir el ‘aaaasssucar’, que cantaba Celia Cruz, de una de las bebidas alcohólicas más azucaradas que existen.
VERMUT SIN AZÚCAR DE BODEGA TURMEÓN
La receta original de este vermut surgió en las entrañas de las centenarias Bodegas Jaime, una de las empresas familiares más antiguas de Aragón, y se ha ido trasladando generación a generación, adaptándose a cada época, pero siempre utilizando el sistema de criaderas y soleras.
El vino base se macera con 14 botánicos, entre los que destacan la canela, ajenjo, el cardamomo y romero, además de gran cantidad de cítricos.
Pero a diferencia de los vermús tradicionales, Turmeon Zero no contiene azúcar ni derivados, de modo que es un vermut apto para diabéticos, personas que no pueden tomar azúcar o gente que sigue dietas bajas en carbohidratos ya que un vaso, contiene la mitad de calorías que uno de vermut tradicional.
Ya no hay excusa: puedes beber vermut (siempre con moderación) y mantener el tipo fino.