Para este mes de mayo me decanto por un tema como el vino vegano. Ya sabes que cada día se aprende algo y trabajando en enoturismo, una curiosidad que siempre sorprende a los visitantes es, cuando les explico que el vino no tiene por qué ser vegano, sí, como lo lees, no sólo de zumo de uva fermentado se llenan nuestras copas.
Te cuento más …
En los últimos años las bodegas han ido avanzando hacia la sostenibilidad y el interés por una agricultura ecológica, y en algunos casos organizaciones privadas o gubernamentales han intervenido para crear certificaciones especiales para esas nuevas maneras de producir.
La demanda de productos veganos va en aumento, y la demanda de vino vegano y productos más saludables no son una excepción. Tenemos el ejemplo claro del éxito del proyecto de restauración de nuestra compañera Dunia con GreenVita que apuesta precisamente por esa elección consciente de que comemos.
¡En el mundo además ya encontramos casi 500 millones de vegetarianos!
PERO, HABLEMOS DEL VINO VEGANO
Durante el proceso de elaboración del vino se pueden utilizar diferentes subproductos para mejorar el aspecto y sabor del vino y dejar trazas en el resultado final.
Clarificantes, colorantes, incluso levaduras tales como la caseína (proteína de la leche), albúmina (derivado de clara de huevo), gelatina (procedente de animales), y lo que descubrí hoy mismo y me impactó: el azúcar.
También el azúcar para refinarse y quedar blanco y sin impurezas utiliza carbón natural, que resulta ser carbón de huesos de animales. Y aunque en España pocos vinos llevan azúcar añadido, sí que se utiliza para las segundas fermentaciones en espumosos, así que ahora entiendo porqué algunas bodegas conocidas me contaron que utilizan el azúcar de remolacha que es 100% vegano.
Hoy en día se ha evolucionado hacia prácticas de clarificación más modernas, y se puede lograr utilizando agentes aptos para veganos como la bentonita (una arcilla inerte) o la proteína de guisante.
Y aunque pueda parecerlo, un vino “natural” a veces identificado “sin filtrar” no tiene porqué serlo igualmente una certificación de ecológico o biodinámico no conlleva que el proceso de producción sea vegano.
¿CÓMO SABER SI EL PRODUCTO QUE COMPRAMOS ES VEGANO?
Aquí está la cuestión. El vino no tiene los mismos requerimientos en cuanto etiquetaje que el resto de bebidas así que, sólo aquellas bodegas que quieran pagar el certificado y además poner un sello en la botella, son las que hoy en día nos pueden asegurar que su elaboración es 100% vegana, o bien, como otras veces he defendido, conocer muy bien al productor, igual que conocemos al frutero que nos vende nuestros frescos.
Además otro factor a considerar es el disminuir la explotación animal, contaminación del agua y desforestación que muchas veces van ligadas a macrogranjas ganaderas y lácteas iIncluso los carnívoros nos preocupamos por nuestra salud y buscar alternativas de agricultura humana sostenible, y el mercado muestra que los hábitos de compra son impulsados por las etiquetas.
Y un dato importante, hasta la fecha, no se ha encontrado ninguna diferencia en el sabor de los vinos veganos frente a los vinos no veganos.
El abogado Kranz encargado de una empresa certificadora internacional de productos veganos Beveg dice: “Si bien no hay una diferencia de sabor documentada, creo que hay un efecto placebo. Simplemente sabe mejor cuando sabes que los ingredientes son puros, saludables y veganos. Quiero decir, ¿quién quiere beber pequeñas cantidades de vejiga de pescado, intestinos de animales o huesos carbonizados?«
La próxima vez que elijas un vino, considera optar por uno vegano y brinda por una elección que beneficia a los animales, al planeta y a ti misma.
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