Mozzarela de Búfala es el nombre de su denominación de origen con protección europea, un tipo de queso originario de la ciudad de Aversa, en la región de Campania (Italia) que se elabora con leche de búfala.
Su composición es más cremosa que la de vaca, de color blanco, con sabor suave y puro, lechoso, sin apenas astringencia y acidez, que resulta fácil y fresco, y su superficie es fina y brillante.
Su forma es redondeada pero la puedes encontrar con otras formas, como en trenzas o bolitas.
El queso mozzarella es uno de los más apreciados de Italia y de los más difíciles de conseguir, ya que la leche de búfala es escasa y algo cara, y hay imitaciones que se elaboran también con leche fresca de vaca o de oveja (lo puedes encontrar en cualquier supermercado en la zona de frescos).
ORIGEN DE LA MOZZARELLA DE BÚFALA
Las primeras noticias que se tienen de la mozzarella de búfala, tal y como se la conoce en la actualidad, coinciden en señalar que fue Spappi, cocinero pontificio, quien dio con la fórmula en el año 570.
La palabra mozarella proviene del verbo «mozzare» (cortar, degollar) porque precisamente la forma esférica del queso fresco se logra degollando la masa láctea cuajada, siempre con las manos, sin guantes, a una temperatura de 75º C. Durante su fabricación, no existe el proceso de elaboración a largo plazo ni se añaden conservantes.
Un buen queso mozzarella debe cumplir tres requisitos: derretirse, estirarse y responder bien al gratinado. Cuando se hornea y se derrite, se vuelve elástico, y ésta es la característica que ha hecho tan apreciado este queso.
EL MEJOR ENTRANTE EN UN DÍA DE VERANO
Uno de los platos más típicos de la cocina italiana es la Ensalada Caprese que lleva unas generosas rodajas de tomate fresco y mozzarella de búfala con unas estupendas y hermosas hojas de albahaca fresca, regado todo con un aceite de oliva virgen extra bueno.