Hace unas semanas estuve de fin de semana en Madrid con Elena de Las Cosas de Cósima. La excusa era hacer un cursillo express de Google Analytics y en realidad, ahí estuvimos el viernes hasta altas horas de la madrugada hablando de porcentajes de rebote, promedios de visitas, horarios de publicación, visitantes únicos y retornos.
Pero mi viaje no solo contemplaba el poder adentrarme en ese mundo que desconozco y que ella conoce mejor que yo, sino el de poder disfrutar de su compañía. Así que el sábado y coincidiendo con otras bloggers nos organizó una Ruta castiza de tapeo por Madrid.
Nuestro punto de encuentro fue en el emblemático Restaurante LHARDY situado en pleno centro de Madrid y a dos pasos de la Puerta del Sol.
El primero en darte la bienvenida a LHARDY es el portero dando la sensación de entrar en un portal virtual para trasladarme al Madrid de los años 20 ó quizás 30.
LHARDY es el restaurante más antiguo de Madrid y lugar donde el tiempo hacia la modernidad no ha pasado, conservando la decoración clásica francesa con grandes espejos, vajillas y cristalería cargada en detalles y el primero en aportar la incorporación de la cocina francesa y muchos de los detalles y servicios que ahora los encontramos, lo más normal del mundo.
En la planta baja está la tienda y en ella puedes tomarte un aperitivo y/o comprar pastelería, embutidos, quesos, pastelería francesa (Eclairs que tanto le gustan a mi marido Javier), tradicional madrileña y catalana como los Panellets.
Lo típico de tomar en LHARDY es una taza de consomé calentito que entra de maravilla, ya que hacía mucho frío y se agradece. Se presenta en un precioso samovar de plata y se va reponiendo cada 10 minutos.
Su receta nunca ha sido revelada pero, hacerlo a fuego lento durante cuatro horas y con todos los ingredientes en crudo debe ser uno de sus trucos. No es de los más ricos que he tomado (el de mi madre está mucho más delicioso y con muchísimo más sabor) pero es uno de los más tradicionales y nombrados. No dejan de entrar turistas y familias enteras para tomarlo.
Nosotras lo acompañamos de una Croqueta de Jamón que estaba correcta, aunque también puedes tomar barquetas (base tipo masa brisa, parece ser) con ensaladilla, riñones .., pulgas de pan con embutido, hojaldres y canapés.
La primera planta dedicada al restaurante donde sus salones han sido cómplices de reyes, poetas, grandes escritores, políticos y cliente de a pié como la que escribe, siendo protagonista de cenas, arrumacos, conspiraciones, reuniones secretas y de citas gastronómicas.
He encontrado un video interesante donde puedes ver y oír la historia de este mítico restaurante y es que LHARDY fue uno de los mejores referentes de cómo empezó la incursión de la cocina francesa en la capital.
Restaurante LHARDY (Carrera de San Jerónimo, 8 – Tel.: 91 522 22 07)
Ya lo descubriste el día que fuimos juntas: para mí Lhardy es un sitio único por los recuerdos que tengo de mi madre tomandose un caldito y yo con mis tartaletas de ensaladilla. Me alegro que te gustara.
Me gustó mucho Elena, en próximas visitas, es una parada casi obligatoria. Gracias por la recomendación y visita.
Me encantó poder ver el video que adjunto porque realza mucho más la historia que hay detrás de Lhardy. Un sitio singular!
Bss,
Silvia
El Lhardy me gusta más como tapeo que para comer en la parte de arriba. El ambiente años 30 está genial.
Hola María,
A mi también me apetece mucho más tapear que subir a comer y mucho más con ese aire tan clásico.
Gracias por tu comentario.
Saludos,
Silvia