La relación entre cine y gastronomía es tan antigua como fascinante. Desde las primeras películas mudas hasta los últimos éxitos de taquilla, la comida ha sido protagonista, testigo y motor de innumerables historias. ¿Por qué nos atraen tanto las películas donde la cocina y los sabores cobran vida? Quizá porque, al igual que el cine, la gastronomía es una experiencia sensorial capaz de transportarnos a otros lugares y despertar emociones profundas.
Cuando pensamos en alguna película encontramos muchas escenas en las que los personajes comen, cocinan, se encuentran en un bar, en una cocina o en un restaurante. Sin embargo, podemos distinguir entre aquellas escenas donde la comida es solo parte del decorado, y otras donde la gastronomía en el cine es el hilo conductor de toda la trama.
Momentos gastronómicos icónicos
La gastronomía en el cine es mucho más que un atrezzo: es lenguaje, es símbolo, es emoción. Desde el humor hasta el drama, pasando por el erotismo o la nostalgia, las escenas culinarias han marcado la historia del cine.
Y hay escenas donde la gastronomía las vuelve icónicas.
La Quimera del oro (1925)
Una de las primeras imágenes que a todos nos puede venir a la mente es la de Charlie Chaplin comiéndose una suela de zapato en esta pelicula. El hambre le llevaba a comerse su zapato, eso sí manteniendo las formas de un caballero en la mesa.
Un detalle curioso es que la bota estaba hecha de regaliz. Una muestra de cómo, incluso en clave cómica, la gastronomía en el cine refleja emociones profundas como la dignidad en tiempos de necesidad.
La dama y el vagabundo (1955)
Imposible olvidar la escena del espagueti compartido entre los dos perros protagonistas. Esta película animada convirtió una cena italiana en un símbolo universal del romanticismo cinematográfico.
Indiana Jones y el Templo Maldito (1984)
Si pasamos al género aventurero, esta película se lleva la palma: la cena exótica y grotesca (serpientes, escarabajos, sesos de mono) es recordada por su mezcla de humor y repulsión.
Hannibal (2001)
Y hablando de sesos. En esta escena de alto impacto, Anthony Hopkins le hace una craneotomía al personaje que interpreta Ray Liotta, donde le corta un pedazo de su cerebro, lo cocina y se lo da de comer.

El Padrino (1972-1990)
En esta trilogía mítica, la gastronomía tiene tanto peso como los propios crímenes. El director Coppola filma las escenas familiares alrededor de la mesa con la misma intensidad que los ajustes de cuentas.
Me encanta la escena donde Vito Corleone vuelve del hospital y la alegría de la familia es inmensa. Allí están todos para recibirlo y la mamma prepara una enorme cazuela de pollo cacciatore. Y recordando el simbolismo de las frutas, las naranjas que se muestran en medio de escenas oscuras presagian que algo malo va a suceder.
Tomates verdes fritos (1991)
Los tomates verdes fritos son todo un clásico de la cocina del sur de Estados Unidos, y daba nombre a uno de los dramas más conocidos de la gran pantalla. En el fondo no dejan de ser tomates verdes fritos (y saben como tal) pero nos transportan y nos rememoran la amistad de Kathy Bates con una anciana que escondía un interesante misterio.
Cuando Harry encontró a Sally (1989)
Famosa es la frase “Tomaré lo mismo que ella” que espeta una clienta en un restaurante cuando Meg Ryan finge un orgasmo delante de un sandwich de pastrami en ésta película.
La gastronomía como protagonista
Los alimentos crean ambientes, establecen la época y el lugar, ayudan a desarrollar la trama y los personajes. Las elecciones culinarias de sus personajes tienden a revelar aspectos de sus personalidades y relaciones. Pero también han llegado a comunicar ideas sobre la clase social, la etnicidad, género y estructuras de poder.
Comer, beber, amar (1994)
Por ejemplo, en las producciones asiáticas la comida y los ritos son el espacio de reflexión y encuentro grupal. Así, la historia familiar y su lucha entre la modernidad y la tradición giran alrededor de la gastronomía. El tradicional almuerzo de domingo, los preparativos, la degustación, la reunión, la celebración como un todo, son el punto alto de la familia para quien, como elemento de reunión, representan la sublime expresión del amor familiar.
Deseando amar – In the Mood For Love (2000)

Pocos lo saben, pero el título inicial era A Story of Food. En esta película del director chino Wong Kar-Wai, un emigrante de Shanghai se muda a un vecindario en el Hong Kong aún británico de 1962. En la habitación de al lado se instala al mismo tiempo una mujer. Ambos pasan mucho tiempo solos porque son abandonados por sus respectivas parejas. La soledad y los noodles de un puesto callejero cercano les irán uniendo en una de las historias de amor (y comida) más bonitas de este siglo.
Downton Abbey (serie y películas 2019 y 2022)
Es una delicia para los amantes del buen gusto y el refinamiento de otras épocas. Cuidadísimos escenarios, una fotografía espectacular que retrata a la perfección los verdes campos de Yorkshire y unos personajes bárbaros que derrochan charm británico. Hay mucha vida en esta serie (de la que se han hecho dos películas, en 2019 y 2022), pero aún más en los sótanos de la casa, donde el personal se afana, limpiando zapatos, planchando trajes, cosiendo botones… pero, sobre todo, cocinando ricos manjares para la familia.
Especialmente cuando es día festivo y los condes reciben a distinguidos invitados, los fogones de Downton Abbey se convierten en una fiesta. Puddings, vol-au-vents, delicados pasteles, embriagadores estofados, mermeladas… todo servido primorosamente en bandejas de plata, vajillas de porcelana (inglesa, por supuesto) y delicadas cristalerías.
El festín de Babette (1987)
Más allá de las recetas y los ingredientes, la comida en el cine suele ser una metáfora de la vida misma. En esta película, un banquete se transforma en un acto de generosidad y redención: en una remota aldea de Dinamarca, dominada por el puritanismo. Dos ancianas hermanas, que han permanecido solteras, recuerdan con nostalgia su lejana juventud y la rígida educación que las obligó a renunciar a la felicidad. La llegada de Babette, que viene de París, huyendo de la guerra civil, cambiará sus vidas. La forastera pronto tendrá ocasión de corresponder a la bondad y al calor con que fue acogida.
Un premio de lotería le permite organizar una opulenta cena con los mejores platos y vinos de la gastronomía francesa. Todos los vecinos aceptan la invitación, pero se ponen previamente de acuerdo para no dar muestras de una satisfacción que sería pecaminosa. Pero, poco a poco, en un ceremonial intenso y emotivo, van cediendo a los placeres de la cocina francesa. Merecidísimo el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1987.
La brigada de la cocina (2022)
Esta es una película con trasfondo social. La protagonista es una talentosa chef de 40 años que cuando intenta abrir su propio restaurante se ve en la necesidad de aceptar un trabajo en la cafetería de un centro para jóvenes inmigrantes.

Poco a poco, sus habilidades y su pasión por la cocina comienzan a cambiar la vida de los chicos, que también tienen mucho que enseñarle a ella: humildad, resiliencia… y los sabores de sus respectivos orígenes, las recetas de sus familias. A cambio, ella les lleva a su infancia a través del olor del romero, de palpar la tierra cultivando sus propios ingredientes, y de alimentos tan simples como la remolacha, con la que es capaz de hacer un plato de alta gastronomía.
Como agua para chocolate (1992)
Y si hablamos de películas basadas en libros, tenemos que citarla obligatoriamente. Basada en la novela de la escritora mexicana Laura Esquivel, tanto el libro como la película fueron todo un fenómeno que popularizó la gastronomía más tradicional. Nos explica una historia de amor y gastronomía ambientada en México a principios del siglo XX, cuando la joven Tita debe renunciar al amor y quedarse soltera para atender a Mamá Elena. La trama transcurre entre olores y sabores de la cocina tradicional mexicana y los amores y dolores de los personajes.
El cine y la gastronomía comparten la capacidad de emocionarnos, sorprendernos y unirnos. La próxima vez que veas una película donde la comida es protagonista, déjate llevar por los aromas, los colores y las historias que se cocinan en la pantalla. Porque, al final, disfrutar del cine es también saborear la vida.
Si te apetece, te recomiendo algunas películas con sabor, y te invito a que aportes tus preferencias en los comentarios… ¡prepara las palomitas!
- Delicatessen (1991)
- Vatel (2000)
- Deliciosa Martha (2001)
- Un toque de canela (2003)
- Cuscús (2007)
- Julie & Julia (2009)
- Un viaje de diez metros (2014)
- El cocinero de los últimos deseos (2017)
- Delicioso (2021)
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