El potaje de Vigilia es un plato típico de convento en Semana Santa, de ahí su nombre. Según la tradición católica, los viernes de Cuaresma y especialmente el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia. En aquellos tiempos en que la mayoría del pueblo seguía este precepto, no se podía comer carne y la comida diaria se limitaba a un único plato.
Este debía ser lo suficientemente contundente como para sostener a los fieles durante el día, dedicado al rezo y la contemplación. Así nació esta receta rica en garbanzos —conocidos como “la carne de los pobres” por su aporte en proteínas y minerales— espinacas, bacalao y, en muchas casas, los famosos rellenos o panecicos.
Un plato con historia… y sabor
A lo largo de los siglos, este guiso ha llegado hasta nuestros días, adaptándose a los tiempos pero sin perder su esencia. Puede hacerse en apenas 20 minutos o tomarse su tiempo, como lo hacía mi abuela, dedicándole mimo y paciencia. Sea cual sea tu ritmo, el resultado es siempre un plato reconfortante y lleno de sabor.

Ingredientes del potaje de Vigilia
Para los rellenos:
- 100 g de pan duro rallado
- 3 huevos
- 50 g de migas de bacalao desalado
- Perejil
- Aceite para freír
Para el guiso:
- 300 g de espinacas frescas
- 500 g de garbanzos cocidos (o 300 g crudos*)
- 80 g de tomates secos
- 200 g de bacalao desalado
- 1 cebolla
- 2 patatas
- 3 dientes de ajo
- 1 cucharada de pimentón de la Vera
- Agua, sal y especias al gusto (comino, pimienta…)
- 2 huevos cocidos

Potaje de Vigilia Express (para los días con prisa)
Si no tienes tiempo, aquí tienes una versión rápida:
- Usa garbanzos cocidos de bote (enjuagados).
- Sofríe ajo picado y espinacas de bolsa.
- Añade tomate frito de calidad y cebolla de lata si lo prefieres.
- Cubre con agua, añade patatas y cocina hasta que estén tiernas.
Puedes prescindir de bacalao y rellenos si quieres algo más ligero. El resultado sigue siendo un potaje de Cuaresma delicioso, nutritivo y, como decían nuestras abuelas… libre de pecado.
Madre mía, qué pintaza. Yo no soy creyente, pero creo que me meto eso entre pecho y espalda y tengo una aparición mariana. Estupenda receta.
Sí Andrés, es difícil no sentirse rendido ante este platazo capaz de revivir a un muerto.
Saludos,
Silvia