Hay lugares que no se visitan, se saborean. Bar Cacao en Girona es uno de esos sitios que merece estar en tu mapa si estás pensando en sorprender con una escapada. No solo porque detrás está el benjamín de los hermanos Roca, sino porque quieres comprobar por ti misma si realmente merece la pena la visita.
La sensación al entrar es la de una cafetería cuidada, tranquila. Podría parecer una más, si no fuera porque lleva el apellido Roca. Y eso se percibe. En las barras de chocolate de Casa Cacao que descansan en las estanterías, en algún libro bien colocado entre ellas, en las muchas fotografías donde Jordi aparece sumergido en ese universo que domina como nadie, y en ese ambiente sereno que invita a quedarse un rato más, incluso estando en pleno centro de la ciudad.
No solo ves llegar a visitantes con ganas de descubrir el lugar; también es habitual encontrarse con jóvenes que quedan allí para desayunar. Y si vas con tu perro, todo bien: también es pet friendly.

Cacao, calma y una barra de mármol
Situada bajo los soportales de la Plaça Catalunya, justo al lado del hotel boutique Casa Cacao, la cafetería rinde homenaje a su ingrediente fetiche: el chocolate. Pero no esperes una chocolatería al uso. Aquí todo tiene un punto de vista diferente, desde los bollos artesanales hasta los cafés.


En la vitrina, croissants hojaldrados que parecen recién salidos de una pâtisserie parisina comparten protagonismo con unos xuxos rellenos de crema pastelera y los “pain au chocolat” o como las conocemos en casa, Napolitanas rellenas de chocolate.

La carta es breve pero pensada. Además de cafés clásicos como el capuccino o el café bombón, hay una sección de “xocolata” que merece mención aparte. Lo interesante es que puedes elegir entre distintas elaboraciones: desde una taza clásica hasta un moccaccino, que combina espresso y chocolate en equilibrio perfecto.

Si lo tuyo son los detalles, verás que todo está cuidado al milímetro: servilletas compostables, vasos de café para llevar de cartón reciclado, chocolates envueltos como pequeños regalos… incluso la señalización es de madera y los números de mesa tienen ese punto handmade que enamora.

Bar Cacao en Girona no es solo un lugar para desayunar o merendar, es una excusa perfecta para dejarte llevar por la dulzura, sin artificios. Como bien decía Elle Gourmet, Jordi Roca ha creado un rincón donde el chocolate se respira, se bebe y se comparte. Y si aún no te has convencido, los de Guía Repsol ya lo han reconocido con su distintivo Solete. ¿Hace falta decir más?
A veces, lo extraordinario se encuentra en lo sencillo y en lo normal. Una mesa, una taza caliente, un croissant que cruje… y la sonrisa de quien te acompaña. Bar Cacao en Girona es todo eso. Y un poco más.
Y lo mejor de todo: los precios son más que razonables para la calidad y el mimo con el que está hecho todo.