Hay restaurantes que nacen con la intención de sorprender, y luego está el Restaurante Normal de Girona. Este espacio, creado por los hermanos Roca, celebra la cocina de toda la vida con una ejecución impecable. Sin artificios ni alardes innecesarios, rinde homenaje a la cocina tradicional catalana, con el inconfundible sello de calidad de quienes están detrás de El Celler de Can Roca.
Ubicado en la Plaça de l’Oli, en pleno casco antiguo, Normal transmite calidez desde el primer momento. El diseño de Andreu Carulla es una declaración de intenciones: belleza en lo simple, en lo bien hecho y en lo que nos hace sentir en casa.
Infinidad de detalles evocan la esencia de los Roca, desde la vajilla hasta la selección de productos y técnicas que reflejan su trayectoria gastronómica.
Esta ha sido nuestra segunda visita. La primera, hace dos años, fue con mi marido e hija y mi westie, aprovechando que el restaurante es pet friendly, algo que siempre valoramos positivamente.
Un aperitivo que marca la diferencia
Hay gestos que parecen pequeños, pero lo dicen todo. En Restaurante Normal, antes de que llegue el primer plato, te sirven unas aceitunas y un poco de pan con aceite. Pero no cualquier aceite. Hablamos de AUREAM, un virgen extra del Empordà que te hace parar y pensar: “Esto empieza bien”. Y no solo lo piensas, lo sientes.
Lo elabora Llàgrimes del Canigó en Agullana, un pueblito encantador del Alt Empordà. Está hecho con aceitunas Argudell, una variedad de la zona, y se extrae en frío para conservar todo su carácter. Su aroma tiene ese punto que te atrapa —almendra, hinojo, quizá algo de anís— y en boca se presenta suave pero con personalidad, con ese fondo vegetal que te pide pan para repetir.
Lo probamos en las dos visitas al restaurante junto al pan artesano que te ofrecen. Y es que AUREAM no necesita nada más, solo presencia. La misma filosofía que se respira en la cocina que lidera Eli Nolla: dejar que el producto hable por sí solo, sin disfrazarlo, pero con muchísimo respeto.
Una carta con raíces y alma
No hay esferificaciones ni juegos visuales. Lo que sí hay es sabor, técnica y producto de proximidad. Eli Nolla, al frente de la cocina, firma una propuesta que reconforta y sorprende a partes iguales. Cocina con esa calma que se nota en cada bocado, como si te recordara que lo importante no es impresionar, sino emocionar.
Hay platos que te hacen cerrar los ojos y asentir en silencio. Otros te sacan una sonrisa sin darte cuenta. Y en Normal, ocurre más de una vez durante la comida. No sé si es la honestidad con la que cocinan o que saben exactamente lo que te apetece, incluso antes que tú.
Platos probados en nuestra primera visita
Fideos a la cazuela con bogavante, costilla de cerdo ibérico y setas de temporada: un plato contundente y lleno de sabor, donde la combinación de mar y montaña se fusiona de manera equilibrada y deliciosa.
Filete Wellington de ternera madurada con salsa café de París, orejones, cebolla platillo y puré de patatas: Una verdadera joya. La carne, jugosa; el hojaldre, en su punto; la salsa, con esa elegancia que te hace limpiar el plato sin remordimientos. El puré cremoso, aparte, como si supieran que lo vas a querer saborear a tu ritmo.
Croquetas de leche de oveja Mas Mercè y jamón ibérico: impresionantes no solo por su precio, sino por su sabor. Indiscutiblemente, unas de las mejores que hemos probado, con un rebozado crujiente y un interior cremoso que desborda intensidad. Te las comes de un bocado.
Ventresca de atún con ajoblanco: una combinación sencilla pero acertada, donde la jugosidad del atún se equilibra con el punto fresco y cremoso del ajoblanco.
Rape a la brasa: cocinado a la perfección, con un sabor profundo que demuestra el respeto absoluto por la materia prima
Postres
Pastel de queso Crème brûlée de castaña con peras al vino blanco, helado de vainilla y crumble de pan
Su Tiramisú NORMAL: chocolate, café y nata doble de @laxiquella
Platos probados en febrero de 2025
Croquetas con jamón ibérico: siempre merecen repetir, su cremosidad y sabor inconfundible hacen que cada bocado sea irresistible. En esta ocasión, el jamón la coronaba.
Ventresca de atún a la brasa con salsa Meunière de almendras, hinojo y cítricos: delicada y tierna, con una combinación de sabores que resalta la calidad del pescado y la frescura de los ingredientes
Cochinillo a baja temperatura con terrina de sus pies, piñones y pera: Cada bocado tiene ese punto jugoso que te hace cerrar los ojos sin querer. Sabores conocidos, pero con un giro elegante y sin complicaciones.
Pulpo a la brasa con salsa de pimientos a la brasa, patatas y endivias: El pulpo estaba en su punto. Tierno por dentro y por fuera que te hace salivar antes de meter el primer bocado.
Postres
Pastel cremoso de pistacho con mascarpone y pistacho garrapiñado, curd de limón y helado de cuajada.
El maridaje perfecto
Josep Roca, maestro sumiller y alma vinícola del trío, ha diseñado una carta de vinos que pone el foco en el Empordà y otras zonas de influencia mediterránea. Aquí, más que una lista interminable de referencias, encontrarás una selección pensada para realzar cada plato con armonía y sin estridencias.
Un servicio a la altura
Si algo caracteriza la experiencia es el equilibrio entre cercanía y profesionalidad en el servicio. El equipo sabe estar presente cuando se le necesita y dejar espacio cuando toca, algo que en muchos restaurantes se pierde. En las dos ocasiones, tuvimos la cercanía de Mireia y otros camareros que nos hicieron la comida toda una experiencia.
Si visitas Girona, el Restaurante Normal es una parada imprescindible. No porque sea un restaurante de alta cocina, sino precisamente porque logra lo más difícil: hacer que la normalidad sea extraordinaria.
Un lugar para disfrutar sin prisas, para reconectar con los sabores auténticos y para comprobar que la cocina tradicional, bien hecha, sigue siendo la mejor forma de conquistar a los comensales. Con ganas de volver.
